7 de septiembre de 2008

La galería.

A lo lejos se veía una luz con forma de playa imaginada,se oía su propia voz repitiendo un poema en un cd ,se notó tan pequeña, tan ridícula aquella madrugada de sábado, llevaba muchas madrugadas de fin de semana sintiéndose pequeña, sola, ridícula.Los edificios son edificios no son montañas ni paraísos, este puto metro es eso un puto metro en el que nos metemos cada día como zombis, un día y otro y otro metidos yendo y viniendo por una ciudad que nos asfixia.
Veo am la gente borracha bajar por Balmes, borracha o drogada de lo que sea, riendo muy fuerte, los miro en la madrugada y me parecen máscaras de sí mismos, no los envidio, ni un milímetro, prefiero mi tristeza digna, os lo juro, a parte, drogarme sería aún más ridículo que yo misma, si me drogo como mínimo gratis por medio de las recetas de mi psiquiatra, es más limpio, no ensucias tanto la ciudad, ayudas a la maravillosa ciudad-cívica en la que vivo,28 años de ciudad para saber que el cemento puede crear esquizofrénicos cada dos minutos.
Una gran soledad pasea por Balmes con mi cara y mi boca, miro un cristal de coche y soy yo,
pienso en el frío tan largo que me espera este otoño y qué oscuro y vacío imagino el invierno próximo con el viento golpeando en la galería de ventanas rotas y destartaladas.Este puto invierno será un puto invierno, estuy segura.Un puto invierno que temo cómo niña despavorida.