10 de enero de 2011


Se muerde los ojos...
Besa su sombra...
Errática como una canción extraña...
La memoria recuerda sucesos y vísperas...
Los huesos se dejan besar y quemar...
Ella está llena de lluvia y de polvo...
Ella es una puerta peligrosa...
Es la saliva que nos deja hablar...
Es la noche y la mañana más blanca...

Así entonces déjala que llore y espere...
Así entonces déjala volar por cielos que no conoce...
Ella encontrará el camino...
Aunque le duelan todas las partes del alma...
Volverá a salir del laberinto...
Volverá a desnudarse en el agua y sentirse libre...
Volverá a soñar y volar...

Volverá de ese viaje mental al límite
para otra vez reconocerse...

Entonces déjala a su aire,

déjala un rato sola
escogiendo su camino.