/¿Cómo jugar a morir
si ya morimos tantas veces...
si ya hubo amaneceres inmóviles...
si ya conocimos la muerte una y otra vez
mientras el cristal de algún dolor
invalidaba la lucidez aprendida...?

¿Cómo jugar a morir
si sólo respetábamos
la inercia repetida
de vivir en los abismos...

Si ya hacía días y días
que éramos muertos mudos
que ya no distinguían el frío y la sombra ?

/te guardé la lluvia,
el sopor del después,
te guardé el abismo y la tiniebla,
te guardé el error entretenido de estar vivos
y el mundo giraba sobre mis pasos
mientras yo desvestía tu cuerpo en desorden/

/hoy quise arrancarte de un mordisco
el corazón y el aullido de tu rostro
me encontré precipitando mis ojos hacia los tuyos
olvidé la sangre , fuí desorden
y,al final de juego,
te encontré  herido de tu noche
aconteciendo el temblor de la mía...

la oscuridad era más eterna
      que la muerte/

/el peso que tienen tus sueños en mi vientre
y
el huracán perseguido de tu memoria,

cristalizan mis paraísos imaginados
mientras la lluvia cubre ceniza y ausencia/

/es la noche la que duerme
 arrancando el miedo de mis ojos

un agujero de sueños
en los que yo temblaba
  enlazando la piel y el jadeo de sus huesos

sus huesos de agua
sus huesos ocultos tras la piel envejecida
     de rozar el filo de todos los abismos/

/...yo no sé de otra forma de vida

que no sea doliéndome/

/yo mordí,
yo broté la sangre ,
yo discutí con lo que tiembla/



/...y apareció estremecida
mi figura de asesina,
yo que acribillé a balazos
la sombra de lo enloquecido/

/no equivoques la tormenta,
no deslices en tu pupila la furia
que el frío sólo congele cualquier otro sitio
que no sea tu alma desatada/


/porque sufro la eternidad de alma
porque mi corazón tiene la forma del grito
porque desaparece la luz escupida de la tiniebla

allí donde se posan los amaneceres inmóviles
y el aullido estremecido de los locos,

el aullido de los que duermen
en el espejismo de la conciencia/

/eres el desenlace de lo mudo e insomne,
una puerta donde se reconoce
            la estructura de lo que llora,
un mortecino y lúgubre silencio
        cuando no se necesita,
y yo,
reconocería siempre la lluvia negra en mis párpados
temblando de no verte,
y, yo,
la turbación de la furia
me agacho enferma
buscando el final de lo recóndito /

/allí en la recóndita morada de tu alma
donde la palabra toma forma de nadie,
deslizándome en tu silencio que estremece,
amenazándome otra vez el miedo
con acelerar lo escondido
y convertir mi vida
en la vigilia desnuda
de otra vida que no es la mía/

/el metal de sus ojos
tan largo como la noche
   que precede al vértigo...
el agujero de sus ojos
   donde se posa la tormenta
  tiritando como la lágrima
o como la piel del suicida...
obcecada en tenerte en mi vientre,
allí donde se posan los pájaros
 huyendo  de su muerte/

/Porque para huir destrocé
la eternidad que nacía
del despliegue de tus ojos heridos....

porque sometí tu dolor primero
a la tormenta de mi poema suicida...

porque destruí tu luz
y construí en conciencia tu  tiniebla/

/quién pusiera su corazón latiendo
en las palmas de mis manos
para que yo lo vele
con el miedo y el bostezo
triste de la muerte.../

Ya sabes que el dolor escribe la canción
y el temblor saca la sangre del poema
allí donde el borde del abismo hace nacer el viento
donde pararse a estremecerse
con la forma helada del precipicio...