11 de septiembre de 2008

La Diada.


He bajado todo Enrique Granados con los ojos rojos,se supone que hoy es un día de fiesta en Barcelona,se supone.Volví por la tarde del centro y revisé libretas,montones de libretas amontonadas en cajas, hay tantos poemas por todos los sitios que veo imposible pasarlos todos un día al ordenador,revisé libretas y en el suelo calló una foto y otra foto y otra, y fue un escalofrío que me recorrió todo al vernos estáticos sonriendo hace, ya,años...Vagué por la casa semimdesnuda de calor con la música a toda óstia en el patio de vecinos al más estilo killaca adolescente,molestando a los vecinos,como Dios manda con Junco,Los Suaves, y Camarón,todo en cassettes, no me va el cd... Vagué aturdida con ganas de caerme al suelo y no levantarme en días, semanas,allí dormida,como un feto, hasta que me pase esta sensación de no ser,de noche en el día, de risa falsa,de esta felicidad mía que no es cierta cuando cierro las puertas del cuarto y salen fotos y poemas,y calles que recuerdo, y bares,y voces,y lugares...Toda esta Barcelona es una nave de locos a la deriva, y, dónde ir si todo tiene un olor a lago que amaste y ya no puedes amar,ni oler,ni tener,ni querer,y dónde ir más que a mi pequeño silencio de niña con pecas,de niña con pies pequeños,de niña con ojos grandes y miopes,de niña derrotada por lo que no desea recordar...Dónde ir más que a una plaza equíboca donde mirar los árboles, los enfermos árboles de Barcelona,y pensar que desde otra plaza,otro silencio para curar al otro, en su agujero, en su soledad, de esta ciudad de suicidas.

Cuadro de René Magritte