/yo no pronuncio la muerte
sino que ella se posa en el borde
del cuchillo de sus ojos,
vagar días y noches
en círculo la ciudad-laberinto...
Tú que venciste el miedo
y pronuncias precipitaciones de olvido,
para poder seguir arrastrando tus dientes,
tus hombros, tu olvido extremo...
Hoy creé un parque donde crecíamos
y no había ni locura ni ansiedad
sólo fuentes y hierba,
rodábamos por el suelo,
éramos bellos y éramos libres
y olíamos a bosque,
y no había miedo, ni más miedo
y otra vez miedo hasta el fin/