No tengo miedo sólo tiembla mi sangre
mis pechos derraman la leche para hijos suicidas
duermo encima de los ojos verdes que tiritan para mí
obcecada en conocer el mundo
arrancándome las venas
ese precipitarse una y otra vez en el abismo
ese no reconocer el gesto en los espejos
ay niña de los ojos idos...
¿Recuerdas como te dormías desnuda y libre?
y ahora te ata el universo
aprisionando tus miembros y tus lágrimas
sueñas que huyes de su mano
y desaparecéis en un bosque de álamos...
siempre el bosque y la lluvia para huir...
ay niña de los ojos idos...
Dónde te reconocerá la muerte
si te vistes de niebla y aullido
y de campo sembrado para no conocerla...
ay niña de los ojos idos
refugiada en su cuerpo grande
en su frente, en sus manos
que acarician con olor a enredadera...