Tú no me viste las manos, las llevaba dormidas en mis piernas, anduve llorando días,
por la ciudad donde habito no conozco lugares donde retirarse a soñar...Sólo un frío, se levanta en mitad de mi noche y me agarra la garganta...Toso, agarrada a la cama, las sábanas no cubren lo suficiente depende que estructura del dolor, y allí sola en ese edredón enorme tengo miedo de desaparecer en mi propio agujero, mi pozo, mi cama parece que se abrirá como en cierta película en la que las camas se abren para comerse a las mujeres que no saben volar...
Reflexiono, toso en la noche, me vuelvo a resguardar de la luz o de la vida, y después de tragar el diazepan con el agua del grifo, sonrío porque ya no creo que me trague esa cama mía, sé volar, sé volar, sé volar...y demasiado quizás, así que me vuelvo a dormir en mi vientre de inmediatez, de alguna pesadilla nos reguarda la locura.